La optimización de los procesos logísticos es una de las funciones básicas que desempeñan los gestores de flotas cada día. Se trata de un objetivo a medio y largo plazo, pero que es inviable si no se practica con medidas específicas en el corto plazo.
Mejorar la disponibilidad de vehículos gracias a un adecuado plan de mantenimientos preventivos, o controlar en todo momento el estado de cada unidad contribuyen a ello de manera directa. Cuáles son las dificultades que implica esta optimización o desarrollarla al máximo son preguntas a las que es preciso dar respuesta.
La administración de una flota vehicular se enfrenta a cambios permanentes e imprevistos, desde fluctuaciones en el precio del combustible hasta restricciones de tráfico, pasando por siniestros en vehículos, congestiones de tráfico o cambios de normativas de circulación y estacionamiento. La optimización de procesos logísticos, y en concreto el uso de una flota, es una tarea compleja, ya que la toma de decisiones debe ser, además de acertada, ágil.
Emplear una herramienta de administración que aproveche las ventajas de la digitalización, como un software de gestión, permite ahorrar en los tiempos de gestión, ya que se dispone de todos los datos en un solo lugar y éstos se pueden comparar entre sí. Por otra parte, es posible obtener reportes de la flota que midan el rendimiento de los vehículos, entre otros indicadores de gestión de flota vehicular clave para los directivos de empresas de transporte. De esta forma se responde a las necesidades de los clientes haciendo los costes más eficientes a la vez.
Existen una serie de indicadores a los que se debe prestar constante atención para lograr la optimización de los procesos logísticos:
Optimizar una flota es sacarle el mayor partido. Bajo es máxima es sencillo llegar a la conclusión de que es imprescindible anticiparse a posibles averías y accidentes provocados por el desgaste de sus componentes. Por otro lado, poner en marcha un buen plan de mantenimiento de prevención minimiza las visitas al taller y la inmovilización de las unidades. Es obligado conocer, por lo tanto, cómo se debe hacer el mantenimiento preventivo de una flota vehicular.
En cuanto al control de la eficiencia de cada unidad, saber cuándo debe renovarse un vehículo por otro que consuma menos combustible o sufra menos averías es una de las grandes decisiones que deben asumir los gerentes de servicios de transporte. Que una unidad pase demasiado tiempo en el taller o que gaste más carburante que antes son alertas a considerar, pero un software de transporte será el que mejor analice cuándo merece la pena invertir en la sustitución.
Consumir menos tiempo para realizar cada entrega de mercancía requiere de una correcta planificación de las rutas de cada vehículo. Con ello se consigue recorrer el menor número de kilómetros posibles y, por otro lado, se evitan o se minimizan los recorridos de vuelta en vacío.
Cuando se reduce el tiempo dedicado a cada entrega de mercancía, por ejemplo evitando las vías de circulación más lentas, también se obtiene una mejoría en la competitividad y una mejora de la satisfacción del cliente. Por todo ello, la optimización de rutas figura entre las 10 mejores prácticas en la gestión de flotas.
Uno de los dolores de cabeza comunes en los gestores de flotas es el control de la documentación que, por normativa, deben portar tanto los operarios de los vehículos como los propios vehículos. Se trata de seguros y documentos con un vencimiento determinado, que en el caso de ser rebasado implica el riesgo de que la unidad sea detenida por las autoridades, con el consiguiente daño económico.
Por eso es necesario digitalizar la documentación y centralizarla para hacerla accesible de forma rápida y sencilla. Además, en los actuales software de gestión pueden configurarse alertas que adviertan de próximos vencimientos.