Pocas veces una sola palabra ha trastocado tantos planes. El coronavirus se ha convertido, en apenas unos meses, en el absoluto protagonista de la actualidad social, política y económica. Todos los eslabones de la cadena de suministro se ven, en mayor o menor medida, afectados. La gestión de una flota y el control de sus vehículos cuenta con un elemento inesperado que puede cambiar, quizá para siempre, el modo en el que se trabaja en el mundo de la logística y el transporte. ¿Cuáles son las claves para entender el nuevo contexto?.
Los riesgos son todos aquellos factores que están, de un modo y otro, fuera del control previsible. Y son muchos en la gestión y control de una flota, ya que por definición el transporte de camiones se desempeña en un entorno cambiante. Restricciones de circulación, congestiones de tráfico, averías en los vehículos, accidentes, incidencias relativas a los conductores...
La llegada del COVID-19 redobla esos riesgos, ya que cada día se producen cambios legislativos que afectan a la logística o se producen cambios en la demanda de productos debido a unas demandas que cambian muy rápido. Esto puede originar, por ejemplo, parones inesperados de la actividad. Todo ello obliga a redoblar los esfuerzos y a tener más previsión que nunca para aminorar las contingencias.
La demanda es la que define las necesidades de un servicio de transporte, por lo tanto es necesario estimar todos los posibles escenarios. De cómo planificarla hasta que regrese la normalidad y se regrese a una demanda real puede depender el éxito o el fracaso de una compañía. En situaciones de incertidumbre, muchas compañías adoptan estrategias reactivas de emergencia, en las que se procura proporcionar niveles de servicio más elevados sin conceder tanta relevancia a los costes como en circunstancias normales. También es el momento de hacerse preguntas sobre la última milla. ¿Descenderá su demanda en las próximas semanas o, por el contrario, se vivirá un incremento?.
La predicción de tendencias y eventos futuros es una de las 6 ventajas del Big Data en el sector del transporte. La digitalización y la Inteligencia Artificial muestran el camino por el que debe ir la gestión de las flota y el control de los vehículos en el futuro inmediato. Su uso permite optimizar y automatizar recursos, además de ahorrar costes de combustible.
La gestión de flota y el control de los vehículos no podían quedarse fuera de una de las grandes novedades que está trayendo al mercado de trabajo la actual crisis; la irrupción del teletrabajo. La capacidad de las compañías para adaptarse al trabajo remoto, poniendo en marcha nuevos modelos de trabajo y organización de equipos, serán clave. Por fortuna, la digitalización tiene mucho que decir en en este campo.
Ya es posible tomar mejores decisiones y ahorrar tiempo con una app en la nube a la que puedan acceder diferentes miembros de un equipo. Y los actuales software de gestión de flotas están especialmente preparados para que optimizar tiempos y adoptar las mejores decisiones sea mucho más sencillo que hace solo unos años. La gestión y control de una flota es una actividad en la que la comunicación constante es imprescindible, y de hecho mucha información ya se comparte por teléfono y correo electrónico. En este momento el desafío es sacar provecho de las herramientas de información en beneficio del trabajo a distancia. Te invitamos a conocer cómo las empresas de paquetería pueden sacar provecho de la tecnología.
La actividad económica se ha reducido a niveles nunca vistos en ciertas regiones de algunos países. Esto hace que se resienta la confianza a la hora de realizar inversiones en instalaciones logísticas. En este momento la demanda inmobiliaria vinculada a la cadena de suministro no se ha visto afectada, porque los productos que circulan son aquellos relacionados con necesidades esenciales, com, las de suministros médicos, alimentos y bebidas.
Sin embargo, el progresivo regreso a la normalidad puede conllevar incrementos de la demanda de espacio logístico, debidos a la diversificación de las ubicaciones de fabricación, el crecimiento de los niveles de inventario y la expansión, aún por encima de las elevadas expectativas, del comercio electrónico.
Las fluctuaciones ocasionadas por la crisis del coronavirus en el sector inmologístico se deberán a una recesión económica de una magnitud aún difícil de calibrar, en la que se espera un aumento considerable de las tasas de desempleo. El actual espacio inmologístico vivirá las mayores tasas de ocupación de espacio de su historia, en buena parte motivado por la gran actividad que están registrando las empresas que producen y comercializan bienes de primera necesidad.
También se espera una detención repentina de la construcción de nuevos espacios inmologísticos, así como un aumento de los productos enviados desde el mercado chino en los meses abril y mayo de 2020.