La reticencia al cambio puede entenderse como una tendencia natural en el seno de muchas organizaciones empresariales. Cambiar las formas de pensar y de hacer, en especial si se produce de manera abrupta y sin tener en cuenta a los receptores de esas modificaciones, puede acarrear incertidumbre y ansiedad, lo que se puede traducir en fuertes resistencias que perjudiquen al conjunto de la compañía.
Las razones para que un trabajador no se sienta cómodo con las variaciones en su forma de trabajar, su herramienta habitual para operar, o los cambios en el organigrama, pueden deberse a varios factores.
Una de las principales causas de la reticencia al cambio tiene que ver con perder el sentido de seguridad que han ido adquiriendo. Esta seguridad significa que, no solo se puede percibir una variación como una amenaza, sino como una alteración del status que ese trabajador percibe que tiene ante el resto de integrantes de la plantilla, ya sean mandos superiores, equivalente o inferiores.
En algunos casos, la reticencia al cambio se explica por una trayectoria profesional en la que apenas se ha seguido una línea de evolución predefinida y marcada por la continuidad en los procesos. La poca formación en el ámbito tecnológico, en el que se producen más cambios, también puede estar detrás del exceso de incertidumbre que sienten los trabajadores cuando se les plantea un cambio. A pesar de todo esto, hay que tener en cuenta que la resistencia al cambio puede darse, incluso, entre los empleados más cooperadores y solidarios.
Incluso en el entorno laboral más innovador y propicio puede producirse la reticencia al cambio, en especial si es intenso y se produce en un breve plazo de tiempo. La variabilidad de las emociones humanas entra en juego ante una modificación que puede tener bases más emocionales que racionales. ¿Cómo superar esta resistencia?.
Las organizaciones empresariales necesitan la garantía de que sus procesos de trabajo son capaces de adaptarse al cambio de manera ágil y completa. Esto pasa por capacitar a sus empleados y difundir una cultura de flexibilidad y asimilación de modificaciones en el día a día. Por otro lado, los empleados valoran como uno de los factores clave de su satisfacción laboral el tener cierto control sobre las decisiones que se toman en su compañía.
Para superar la reticencia al cambio, que puede tener su razón de ser en causas muy distintas, es fundamental comunicarlo de manera transparente, explicando los beneficios que acarrean, a corto y a largo plazo, en un periodo de tiempo correcto, y proporcionar herramientas para que las dudas se expresen, tanto de forma individual como colectiva.