No nos referimos a la niebla de Stephen King, sino a la que encontramos por las carreteras del país.
Hace poco realicé un viaje a Morelia, capital de Michoacán, desde la Ciudad de México. Según yo, ya casi me aprendo todo el trayecto, de ida y de vuelta, ya que es un viaje que acostumbro hacer al menos dos veces al mes desde hace dos años. Todo iba bien, mi copiloto y yo disfrutábamos de un paisaje matinal de ensueño, el sol salía por el oriente, bañando todo de un oro plateado bastante agradable para la vista, aunque el frío era infernal, así que decidimos activar el aire acondicionado, o autoclima, como le dicen en Michoacán.
Fue justo en la frontera entre el Estado de México y Michoacán cuando las condiciones cambiaron y como si hubiéramos llegado al mítico pueblo de Silent Hill, en menos de medio minuto nos encontramos rodeados por una niebla espesa, y la verdad me asusté, nunca había manejado a través de un banco de niebla.
A pesar de que en México los accidentes causados por conducir en niebla son muy pocos y se encuentran tipificados dentro de los accidentes a causa de las condiciones climatológicas, sabía que debía poner toda mi atención a la conducción y extremar precauciones.
Lo primero que hice fue reducir la velocidad drásticamente, a lo cual mi compañero de viaje reaccionó diciéndome que no frenara tan bruscamente, que redujera la velocidad de forma gradual y encendiera las luces intermitentes. Él sí había conducido a través de la niebla varias veces.
Ni tardo ni perezoso seguí sus indicaciones, encendiendo además de las luces intermitentes, las luces altas, a lo cual mi compañero volvió a reaccionar explicándome que no era correcto encender dichas luces, argumentando que su reflejo en la niebla sería contraproducente para el manejo, el mío y el de los demás conductores.
La niebla surge cuando se produce un enfriamiento de la capa de aire que se encuentra más próxima al suelo, aumentando la humedad relativa hasta el cien por ciento y alcanzando la saturación. Es en este momento cuando se forman pequeñas gotas de agua que se adhieren a las pequeñas partículas que flotan en el ambiente, convirtiéndose en pequeños núcleos de condensación.
Mi compañero continuó instruyéndome en la forma de manejo en el banco de niebla, el cual tardamos aproximadamente 15 minutos en atravesar. Al salir de esta zona, todo volvió a la normalidad y el continuamos el trayecto sin percances.
Al llegar a mi destino, me di a la tarea de recopilar información sobre cómo conducir en una zona de niebla, y así no volver a sufrir el susto anterior.
- Al entrar en un banco de niebla se debe reducir la velocidad de forma progresiva y se debe aumentar la distancia de seguridad con el auto de adelante, entre más distancia, mejor.
- Debemos activar los limpiaparabrisas, y encender el defroster, así evitaremos que los cristales se empañen y disminuya nuestra visibilidad aún más.
- Nunca se debe utilizar la luz larga, ya que el reflejo de esta afectará nuestra visibilidad. Debemos utilizar la luz baja y encender las luces intermitentes. Sí nuestro vehículo cuenta con faros antiniebla, es momento de utilizarlos.
- Debemos circular lo más despacio posible y no perder la calma, mantener nuestro carril y no rebasar. Recuerda que aunque pienses que te conoces el camino de pe a pa, eso no es totalmente cierto, extrema precauciones y atiende a todos los estímulos del camino.
- Dada la baja visibilidad, tenemos que valernos de otros sentidos para una buena conducción, por lo que es recomendable conducir en silencio, apagar el estéreo y postergar las pláticas. Esto permitirá que pongas atención a los sonidos de tu alrededory te percates de lo que sucede metros adelante o atrás, aunque no lo puedas observar.
- En caso de nula visibilidad, lo mejor es parar y esperar a que la niebla se disipe. Procura hacerlo en bahías de emergencia, en caso de no encontrar ninguna, detente lo más cerca posible del arcén derecho, no apagues tus luces intermitentes y coloca los fantasmas de emergencia para hacerte visible a otros conductores.
Atendiendo a esta información reducimos el riesgo de accidentes provocados por la poca visibilidad al conducir en un banco de niebla.