Los gestores de flotas están habituados a encontrar a diario soluciones que permitan responder a las demandas de su flota. ¿Qué ocurre cuando las exigencias climatológicas se vuelven extremas, hasta el punto de afectar a la operativa? Lluvia intensa, nieve, hielo... los esfuerzos se deben redoblar y el desafío es aún mayor. El mantenimiento vehicular de la flota en estas condiciones cobra más importancia que nunca.
Actuar frente a la nieve y el hielo
Congestiones y retrasos en la circulación, averías, accidentes y lesiones... son muchos los inconvenientes que implica un clima muy frío. Asegurar que los vehículos de una flota están listos con la suficiente previsión y con garantías representa una inversión en tiempo y dinero que siempre merece la pena.
Ya conocemos los 5 beneficios del mantenimiento preventivo en los vehículos de empresa. Ahora diferenciamos los tres tipos de acciones engloban las iniciativas que debemos poner en marcha:
Antes y después de cada jornada de uso de cada unidad, se deben comprobar los siguientes puntos:
Después de cada jornada de uso es aconsejable realizar un lavado de la unidad para retirar suciedad y sal que se haya podido acumular en su exterior, en especial en los bajos.
Adquirir vehículos equipados con tracción a las cuatro ruedas no es posible en el caso de todos los tipos de unidades. Esto, por sí mismo, puede no proporcionar suficiente tracción o frenado sobre hielo y a ello hay que sumar que incrementa el coste de adquisición, porque son vehículos más caros y que consumen más combustible.
Aunque existen sistemas automáticos de cadenas, son costosos y están diseñados solo para usos en el caso de emergencias. En un buen plan de mantenimiento vehicular de la flota se debe establecer una política de invierno. Ésta incluirá el contar con una provisión de cadenas convencionales, que envuelvan los neumáticos, y con dispositivos de tracción similares.
Los gestores de flotas deben implementar las siguientes acciones:
Dentro de este plan, los conductores deben contar con una serie de herramientas y provisiones de emergencia; pala, escoba de nieve, linterna, pilas, cadenas, comida y agua para viajes largos, mantas, ropa de abrigo y calzado adecuado para caminar por hielo o nieve. También hay que garantizar que se viaja con un kit de primeros auxilios y, si es necesario, con medicinas.
Te puede interesar: Plan de mantenimiento preventivo de vehículos livianos.
De poco sirve comunicar a los operarios de la flota el checklist que deben realizar, si éstos no saben hacerlo de manera óptima. Por ello es clave que estén bien formados. Por una parte deben conocer las técnicas de cambio de neumáticos, instalación y desinstalación de cadenas, formas seguras de descongelación de lunas, etc.
Por otra parte, en circunstancias adversas extremas se debe cambiar la forma de conducción.
Conducir en condiciones adversas requiere mayor esfuerzo y concentración, lo que provoca que la fatiga también aparezca antes. Tomar descansos cada menos tiempo o aumentar la rotación de los conductores son medidas positivas.
Te puede interesar: Funciones del mantenimiento preventivo desde la óptica del Internet de las Cosas.