La crisis derivada de la aparición del COVID-19 en el escenario internacional no solo sorprendió a todos los sectores empresariales, sino que conlleva una fuerte carga de incertidumbre sobre el futuro. ¿Puede ser esta gran prueba de estrés una oportunidad para que la gestión logística dé un paso definitivo hacia la digitalización?.
Aumento de la demanda y de las restricciones
Cuando, en el mes de marzo, en Europa comenzaron a dispararse las alarmas debido al aumento de infectados y de fallecimientos a causa del coronavirus, y se tomaron las primeras medidas de confinamiento decretadas por países como Italia o España, se produjo un aumento de la presión sobre la cadena de suministro. Las primeras señales de advertencia aparecieron en las cadenas de suministro asiáticas, pero sus efectos no tardaron en expandirse al resto del mundo. Hoy el supply chain está viviendo su mayor prueba de estrés de las últimas décadas.
Al mismo tiempo que subió la demanda de bienes básicos (en especial, alimentación, material sanitario y medicamentos) las compañías se encontraron con un escenario de aumento de las restricciones a su actividad.
Estas alteraciones en el habitual desempeño de los servicios de transporte estuvo acompañado por la implementación de medidas obligatorias de higienización tanto en los centros de distribución, como en los vehículos utilizados para el transporte o en las operaciones de carga y descarga.
El resultado de ello fue una dilatación de los tiempos de entrega y una disminución, por lo tanto, de la eficiencia de la gestión logística. Como consecuencia de todos estos factores, así como de la situación de incertidumbre que atenazó a los consumidores, se produjo un considerable descenso de las ventas.
Gestión logística y evaluación de riesgos
En este momento, el sector se enfrenta a una situación tan inesperada como volátil. Esto obliga a una reevaluación de riesgos que está obligando a las compañías a contar con lo inesperado como un factor constante. La equiparación podría hacerse con que se hubiera producido una guerra comercial, un gran conflicto laboral internacional o un cambio de legislación y regulación de alcance mundial.
La gestión del riesgo pasa a conformarse como un elemento integral en el diseño operativo y en la estrategia comercial general. La cadena de suministro debe ser lo bastante flexible y resistente como para, desde el punto de vista de la gestión del riesgo, ajustarse y recuperarse con agilidad en el caso de que se produzcan perturbaciones de distinta naturaleza.
Reformulación de procesos y búsqueda de alternativas
La pandemia del COVID-19 ha impactado de manera muy distinta en el tejido empresarial internacional, pero todas las compañías implicadas en la gestión logística deben realizar considerables aprendizajes de la situación si quieren salir de ella reforzadas. Las cadenas de suministro mundiales plantean ya alternativas a un suministro que se ha revelado dependiente en exceso de los insumos y bienes procedentes de China.
El previsible aumento de la demanda que acompañará a la salida de la crisis, junto con el crecimiento del comercio electrónico entre los consumidores, deberá ir acompañado de un mayor conocimiento del estado en el que se encuentran los proveedores, alguno de ellos dañados por el ‘parón’ en su actividad.
Conocer el estado de la cadena de suministro, para anticiparse a posibles caídas de inventario u otros factores de distorsión será también imprescindible. Para muchas compañías el objetivo prioritario durante esta situación es la supervivencia, y para ello se están reduciendo inventarios y sorteando los gastos que no sean vitales con el fin de conservar su efectivo.
Digitalización y búsqueda de la eficiencia
En un escenario en el que la evaluación de riesgos es más importante que nunca, la digitalización es el gran salto adelante que las compañías de gestión logística y transporte no se pueden permitir desaprovechar. Los sistemas de gestión de flotas para la logística sanitaria y farmacéutica ya han demostrado su utilidad en este contexto. Se puede asegurar con rotundidad que las herramientas de software contribuyen de manera crítica a una toma de decisiones fundamentada en datos de alta calidad y en tiempo real.
El uso de un software para control de vehículos con el que decir adiós Excel, hola smartphone representa un cambio a una forma de gestión que puede suponer un 50% de ahorro en tiempo de gestión y un 20% en el descenso de los gastos.
La digitalización y el uso de plataformas en la nube se encuadra en un proceso global por el que las compañías son capaces de optimizar sus procesos e incluso identificar patrones de riesgo. Las herramientas basadas en tecnologías como la Inteligencia Artificial, el Internet of Things (IoT) y el Big Data solo están llegando al sector, pero la crisis del COVID-19 representa la oportunidad más grande para que su implantación aumente de manera considerable.
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