La gestión de flotas y parques móviles de vehículos depende, en buena medida, de factores externos económicos, políticos y sociales. Lo ha evidenciado la crisis sanitaria del COVID-19. En los momentos de incertidumbre es cuando entra en juego la toma de decisiones como el redimensionamiento de las flotas o la adecuación a las nuevas circunstancias de la movilidad. El aumento de los costes o la variabilidad de la demanda, cambiante en cada sector, obligan a implementar estrategias a medio y largo plazo en busca del éxito.
Gestión de flotas y estrategia postpandemia
El regreso a la realidad postpandemia comienza a vislumbrarse en el horizonte. Llegue antes o después, las compañías que tienen como pilar de su operativa la gestión de flotas deben definir en sus planes estratégicos una serie de medidas clave:
Disminuir el TCO y las cuotas de renting
Apostar por modelos de vehículos nuevos y más eficientes, que sigan respondiendo a las necesidades de la operativa, es útil para recudir el consumo de combustible, rebajar los costos de mantenimiento y reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente. No es la única medida que podemos poner en marcha.
Negociar los precios con los fabricantes, los concesionarios y/o las compañía de renting son acciones con inmediata repercusión en los costos y una forma directa de rebajar tanto el TCO como las cuotas de renting. Por otra parte, el renting flexible se presenta como una alternativa atractiva ante la alternativa de contar con vehículos detenidos.
Dimensionar la flota
Las previsiones de recuperación económica no invitan al optimismo en la mayoría de los sectores, aunque en el caso de la distribución last mile puede que las compañías tengan que, incluso, aumentar su parque móvil. Cada compañía debe hacer el esfuerzo por analizar si debe reducir o incrementar su volumen de unidades.
En el caso de las flotas de comerciales y otros profesionales, el teletrabajo ha irrumpido con fuerza y muchos encuentros laborales han sido reemplazados por videoconferencias. El perfil del empleado con derecho a vehículo de empresa será otro antes y después de la pandemia, lo que obligará a tomar decisiones estratégicas relativas a la movilidad con la vista puesta en el medio plazo.
En el cambio de paradigma de gestor de flota a gestor de movilidad, esta figura profesional debe contemplar las nuevas fórmulas de ésta como aliadas, ya se trate de carsharing con vehículos o externos, rent a car o vehículos por suscripción.
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A la eficiencia por los datos
La recopilación y manejo de data es crucial en la gestión de flotas, y más en un momento como el actual. Para preparar la operativa de postpandemia será más necesario que nunca tomar decisiones basadas en datos de calidad como los que proporciona un software de gestión de flotas.
Frente a métodos rudimentarios como el uso de hojas de Excel, un sistema de administración de vehículos es la herramienta necesaria para integrar a todos proveedores de servicios, optimizar procesos, detectar ineficiencias, tomar el control y encontrar posibilidades de ahorro, por ejemplo en combustible y mantenimientos. El objetivo es la optimización de procesos logísticos en la gestión de una flota vehicular.
El momento de la electricidad
Las restricciones a la circulación de vehículos de combustión, por ejemplo con la implantación de ZOEs (Zonas Cero Emisiones) van en aumento, en especial en las grandes ciudades. La presión de las administraciones y las regulaciones destinadas a descongestionar las vías urbanas y a hacer el transporte más sostenible irán a más. Por eso es un buen momento para electrificar las flotas, en el caso de que ese proceso no haya comenzado ya.
Si los costos y la operativa lo permiten, es una apuesta segura sobre la que, por otra parte, se ofrecen bonificaciones. Este cambio obliga a diseñar una política de recarga de estas unidades, ya sea en las instalaciones de la compañía, en las viviendas particulares de los profesionales con vehículo corporativo o en puntos públicos.
Costos fijos en higienización
Las medidas para evitar la transmisión del COVID-19 entre los conductores de los vehículos obligaron a realizar un esfuerzo dedicado a poner en marcha protocolos anticontagio. Esto incluía desde la adquisición de geles hidroalcohólicos hasta la compra de mascarillas y equipos de limpieza del interior de las unidades. Se redobló el personal encargado de la limpieza de estos vehículos.
En el mejor de los casos, en el que la pandemia desaparezca, no lo hará el riesgo de propagación de nuevos virus, por lo que parece un costo que, a partir de ahora, se reducirá pero en buena parte pasará a ser fijo.